Llevar una alimentación saludable es básico para nuestra salud y bienestar. Para conseguirlo, la base de nuestra alimentación deben ser verduras y hortalizas. Estas nos aportan la cantidad de hidratos de carbono, fibra, vitaminas, minerales y fitoquímicos que necesitamos para estar bien nutridos.
Antes de seguir vamos a aclarar que por hortaliza entendemos todo aquello que crece en un huerto y que no es una fruta, como tallos, bulbos y raíces (zanahorias, berenjenas…) y que consideramos la verdura la parte compuesta por tallos verdes comestibles (lechugas, acelgas…).
Desgraciadamente estos alimentos no están en la base de nuestra alimentación, ya que en las pirámides nutricionales que se ven hasta ahora son los cereales los que se sitúan en la base. Con esto no quiero decir que los cereales sean malos o dañinos, sino que están ocupando una posición en nuestra alimentación que no es la que les corresponde. Abusamos de ellos y comemos más cantidad de pan, pasta, arroz, etc. de la que deberíamos. Proporcionalmente, los cereales poseen una mayor cantidad de carbohidratos y una menor cantidad de nutrientes que las verduras y hortalizas. Ello provoca que cuando los ingerimos se produzca un aumento muy rápido del azúcar en sangre, lo que a su vez genera una gran liberación de insulina, nada recomendable para nuestra salud.
En wellnesshabits nos basamos en las recomendaciones de la OMS y en el plato saludable que ha creado la Universidad de Harvard. Según ambos, las verduras y hortalizas deberían ocupar casi el 50% de nuestros platos de todas las comidas para así garantizar el correcto aporte de hidratos, fibra, etc. Podemos tomarlas en forma de ensaladas, cremas de verduras, verduras al vapor, al horno, hervidas… Hay millones de maneras creativas de crear acompañamientos saludables y variados.
¿Y qué hacemos con los cereales? En wellnesshabits no los desterramos ni mucho menos. La recomendación que hacemos es que sean integrales, ya que el grano ha sido menos procesado y mantiene en mayor medida todas sus cualidades. Es más, durante las tres semanas que dura el reto, tenemos dos hábitos fijos relacionados indirectamente con los cereales: el de comer verduras y/o ensaladas en cada comida y el de eliminar todas las harinas refinadas, arroz blanco y patatas fritas de la alimentación.
Durante las tres semanas, evitamos el arroz blanco para no caer en la trampa de cambiar pasta por arroz e invitaros así a que probéis diferentes cereales y pseudocereales, como la quinoa, la espelta, el trigo sarraceno… Así diversificaréis la dieta. Las patatas están permitidas al horno, hervidas y como puré, pero no fritas. De este modo, te animamos a que los acompañamientos sean verduras y/o ensaladas y te ayudamos así a cumplir con los dos hábitos.
Como ves, hemos creado hábitos que se complementan y que ayudan de verdad a realizar un cambio permanente en tu vida. ¿Te animas y te apuntas al próximo reto?